Cuando la Cultura funciona bien, es una fuerza propulsora que nos agiliza para conseguir resultados, aún cuando no lo puedas ver. Pero cuando funciona mal puede convertirse en una gran traba para la productividad y el desarrollo de tu negocio.
Hoy las industrias más tecnológicas o jóvenes se identifican con culturas “distintas”, pero los rasgos culturales tienen mucho que ver con los signos de cada caso en particular y no con la cantidad de livings o hamacas que tenga la oficina.
La cultura está definida y atravesada por cómo fue fundada esa empresa, cómo vive su propósito en la diaria, cómo se toman las decisiones y respetan acuerdos, cómo se posiciona hacia afuera y hacia adentro. La cultura moldea el hacer de tu organización, es un gran viabilizador. Por eso no existen culturas buenas o malas, sino unas más efectivas que otras.
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